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En la víspera de una asamblea de accionistas crucial, la cúpula de la empresa saca a relucir el apoyo de la banca a sus propuestas Un supermercado Dia en el centro de Madrid Juan Medina REUTERS
Hasta el último momento, el consejo de la cadena de supermercados Dia, capitaneado por Borja de la Cierva, y su máximo accionista, el fondo Letterone del magnate ruso Mijail Fridman, intentan convencer al resto de accionistas de que sus planes para salvar la empresa son mejores que los del rival. Este mismo martes, apenas un día antes de una junta crucial para el futuro de la empresa, el consejo ha informado de que ha alcanzado con los acreedores un acuerdo para prorrogar un crédito de 912 millones si sus planes salen mañana adelante. El lunes, Letterone envió una nota en la que sostenía que sus propuestas son "significativamente más favorables" que las del consejo y dictaba cómo debía votar quien se alinease con ellos.
Apenas 24 horas antes de la convocatoria en la que los accionistas dirimirán a quién dan su confianza, el consejo de administración ha vuelto a sacar a relucir una de las pocas ventajas que tiene sobre su rival, el apoyo de la banca. Condicionado, eso sí. En un hecho relevante remitido a la CNMV, la empresa ha informado de que ha cerrado con la banca acreedora un acuerdo para "modificar sus actuales líneas de financiación sindicadas" por importe de 912,1 millones de euros. La modificación consiste en que se extiende el vencimiento hasta el 31 de marzo de 2023. El acuerdo está condicionado, no obstante, a que los accionistas aprueben mañana en junta la ampliación de capital de 600 millones diseñada por el consejo para sacar a la empresa de la situación de quiebra técnica en que está inmersa desde finales de 2018.
No es la única condición. En la nota se detalla que, además, Dia tendría que dedicar al menos 100 millones de la venta de las perfumerías Clarel y los supermercados mayoristas Max Descuento a amortizar parte de ese crédito sindicado, y antes del 21 de abril de 2021. También tendría que refinanciar los bonos con vencimiento en 2021 (300 millones) y retrasar su repago a 2023. Además, le exige un resultado operativo (ebitda) de al menos 174 millones de euros "en cada periodo de 12 meses que finalice el 31 de diciembre de 2019 y el 30 de junio de 2020". Finalmente, la empresa deberá transferir a una filial participada íntegramente por Dia un número de tiendas que representen al menos el 60% del "Ebitda Restringido". Esta última operación debe ser aprobada en una nueva junta de accionistas que debe ser convocada antes del próximo 30 de junio y celebrada antes del 15 de agosto y la acción culminada antes del 31 de diciembre.
Con este acuerdo, si saliese adelante mañana la hoja de ruta del consejo —ampliación de capital de 600 millones y plan de rescate a cuatro años—, Dia tomaría aire en una situación financiera complicada. Logra alargar la financiación hasta 2023 para seguir operando y hacer frente a otros compromisos, como los bonos por 307 millones que vencen en julio de este año, que el consejo planea pagar con parte de la ampliación de capital que ha diseñado. Además, Dia tiene otras dos emisiones de 300 millones en bonos, que vencen en 2021 y 2023.
El plan de Fridman
Nada de esto saldrá adelante, en todo caso, si mañana los accionistas de Dia dan la espalda al consejo y respaldan los planes del fondo Letterone de Fridman, que a priori tiene mejores cartas, con un 29% de las acciones. L1 Retail, la división minorista del fondo, dirigida por Stephan DuCharme, planea una ampliación de capital de 500 millones, 100 menos que la del consejo, pero está condicionada a que triunfe la opa que presentó a principios de febrero a 0,67 euros por el 71% de las acciones que no tiene. El triunfo de la opa está condicionado a lograr al menos la mitad de ese porcentaje.
Letterone se dice dispuesto a invertir más dinero en Dia, pero solo si se hace con el control total de los destinos de la empresa. Una vez logrado -y con ello relevado el consejo actual-, se lanzaría a negociar con los bancos acreedores, a los que pide "paciencia", es decir, extender hasta 2023 los plazos de la deuda y cualquier otro pago, incluyendo el producto de la venta de Clarel y Max Descuento. Una vez logrado ese apaciguamiento financiero, llevaría a cabo la ampliación de capital, cuyo importe destinaría, en su mayor parte, a implementar el plan de salvamento que ha diseñado para la cadena de supermercados.
El lunes, Letterone envió una nota en la que volvía a poner en duda la viabilidad de los planes del consejo y señalaba que el suyo es "significativamente más favorable" para los accionistas, por dos razones: porque obtendrían 0,67 euros por acción, y porque la ampliación del consejo incluye una reducción previa del nominal de las acciones de modo que, aquel accionista que no acuda, vería muy diluida su participación. Por ello, dictaba a los accionistas el voto en cada uno de los puntos del orden del día que incluían los planes de uno y otro.