Después de la deslumbrante actuación en el Colón con la Filarmónica de Irsael y el Concierto en la menor de Schumann, la pianista Martha Argerich se sumó al Festival Barenboim con el Concierto N° 1 en si bemol menor de Chaikovksi junto a la Orquesta del Diván, ayer por la tarde en el Auditorio Nacional del CCK.
Si el Concierto de Schumann es de un lirismo cambiante e intimista en el que el instrumento solista por momentos dialoga con la orquesta como si fuese música de cámara, el N° 1 de Chaikovski tiene un desarrollo bastante más lineal, en cierta forma más convencional, aunque también es cierto que en medio del segundo movimiento, Andantino semplice, ocurre algo un tanto inesperado, que es el Prestissimo que arranca sorpresivamente en el piano. En manos de Argerich ese cambio de marcha se convierte se convierte en algo extraordinario; como si fuese una corrida sobre el aire, ya que transcurre en la más completa levedad. Ese cambio está escrito por Chaikovski, obviamente, pero es dificil imaginar una realización más sutil y encantadora. En los pasajes solistas Argerich produce los acentos y los colores más variados, pero ni siquiera en los más aguerridos pasajes en octavas de ambos allegros su piano deja de cantar. En la última y peligrosa escalada del último movimiento la pianista acompaña la pifia de su nota final en el agudo con una sonrisa. Pone en evidencia la pifia y al mismo tiempo la corrije.
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Parece un poco más allá de todo. No resulta completamente anecdótica una observación sobre el vestuario. Ayer en el CCK la pianista salió a tocar con la misma pollera y probablemente la misma blusa negra que en el concierto del Colón. Debe ser la única mujer en el mundo que repite el vestuario entre un concierto y otro, y no es improbable que ni siquiera se haya dado cuenta. Una vez terminada su ejecución de Chaikovski, y luego de salir a saludar tres o cuatro veces, le pidió permiso al concertino Michael Barenboim para tocar una pieza fuera de programa. Y a quienes esperábamos alguna de sus consabidas Escenas infantiles de Schumann o la Sonata en re menor de Scarlatti, nos sorprendió con algo que nunca le habíamos escuchado por aquí: también de su amado Schumann, pero pasado por el filtro de Franz Liszt: una bellísima transcripción del lied Dedicatoria. Memorable.
El programa había empezado con la Sinfonía Inconclusa de Franz Schubert. En primer lugar, sorprendió el orgánico. Es muy improbable que la obra de Schubert pida los ocho contrabajos que Barenboim hizo subir al escenario. Da la impresión de que, ya que los tenía para la obra de la segunda parte del programa - donde los ocho son decisivos-, Barenboim decidió usarlos también en Schubert. Tambien es curiosa la decisión de separar dos violonchelos para situarlos como una extensión de la última fila de los primeros violines, de modo que queda muy pegados a los contrabajos. No se trata de un problema de falta de lugar en el amplio escenario de CCK; más bien parece la búsqueda de ciertas prespetivas de sonido o de profundidad por parte de un director tan experimentado como Barenboim. Como sea, la Inconclusa sonó perfectamente equilibrada y delicada, en lo que también colaboró la esmerada intervención de los solistas, especialmente el clarinete.
La obra de la segunda parte fue el Concierto para Orquesta de Witold Lutosklawski, cuyo tercer movimiento empieza justamente con un tema en pizzicato de los ocho contrabajos. Es una pieza de 1954, que de alguna manera corona el período entre folcórico y neoclásico del gran autor polaco; aunque los materiales folclóricos son apenas el punto de partida de una especulación orquestal originalísima, y las formas clásicas a las que alude (Passacaglia, Toccata, Coral) son un tanto metafóricas.
Es una obra orquestamente muy exigente, la única que hasta el momento en este Festival Barenboim dirigió con partitura. Barenboim, lo contrario del facilista, siempre se aparece con algo debajo del poncho. Esta vez fue Lutoslawski. Su ejecución se desarrolló con brillo y asombrosa precisión.
FICHA West-Eastern Divan Orchestra Director Daniel Barenboim Solista Martha Argerich (piano) Programa Sinfonía N° 8 "Inconclusa", de Franz Schubert, Concierto para piano N° 1 de Piotr Illich Chaikovski, "Concierto para Orquesta" de Witold Lutoslawski Sala Auditorio Nacional, CCK, domingo 4 de agosto Calificación Excelente.