El niño que domó al viento, en la que el actor Chiwetel Ejiofor (12 años de esclavitud) debuta en la realización, es ese tipo de película sobre una historia real, inspiradora, en la que la superación de los obstáculos es más fuerte que los impedimentos o inconvenientes.
La película está dividida en capítulos o estaciones (Siembra, Cosecha, Hambre) y sigue precisamente a esa familia africana en la que el pequeño William Kamkwamba (el debutante Maxwell Simba) sufre, con los suyos, la terrible sequía que azotó a su aldea rural. Se ha perdido toda la cosecha, el gobierno no ayuda -es muy gráfica la escena en la que el presidente del país llega en busca de votos, y cuando el jefe de la aldea cuestiona que no los ayudan, lo sacan del micrófono y lo muelen a golpes- y no sólo esta familia, sino que todas están sin nada que comer ni que vender para subsistir.
Hay varias acotaciones pero todas apuntan hacia lo mismo: cómo la unión logra aquello que las individualidades no alcanzan.
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La catástrofe natural lleva a que muchos aldeanos roben los granos a otros, o decidan vender sus tierras y se desmonte la zona, con la tala de árboles que lleva a que, si llueve, se inunde la zona.
Ejiofor se abraza a un relato clásico, y compone también a Trywell, el padre del protagonista, al que desea mandar a estudiar al colegio, pero si no abona ”la matrícula”, lo expulsarán. William, estudioso, interesado en la ciencia, al ser expulsado se mete en la biblioteca de la escuela y leyendo en libros advierte que si consigue un dínamo de la bicicleta (del profesor que tiene un amorío en secreto con su hermana mayor), tal vez logre armar una suerte de bomba, y un molino para conseguir energía eólica.
Es 2001, por la radio que a duras penas se enciende gracias a viejas pilas se escucha algo de las Torres Gemelas, pero los jóvenes cambian de dial: quieren escuchar el relato del partido de fútbol.
Tal vez le faltó cierto poder de síntesis, porque el metraje se alarga innecesariamente. El filme se basa en las actuaciones, y es allí donde los diálogos ganan en interés. Ejiofor pegó el salto a la dirección de manera correcta, sin dar saltos ornamentales: lo suyo es austero, medido y sobrio, y puede que demasiado prudente.
"El niño que domó al viento"
Buena
Drama. EE.UU, 2019. 113’, SAM13. De: Chiwetel Ejiofor. Con: Ch. Ejiofor, Maxwell Simba. Disponible en: Netflix.