Renato Quattordio ya no vive un apasionado romance gay, como le ocurría en la novela Simona. Ahora, en El Mundo de Mateo, la serie de ocho capítulos que se acaba de estrenar en la TV Pública y ya está disponible en Cablevisión Flow, el actor se pone en la piel de Mateo, un joven atormentado al que acusan de haber cometido un asesinato. De la producción de Pol-ka a ésta de Idealismo Contenidos, el cambio de roles es notorio, radical. Y Tato sale muy airoso.
Thriller psicológico, historia de iniciación, El Mundo de Mateo gira en torno al bullying entre adolescentes. Entonces no faltan las chanzas ni las piñas en el baño del colegio secundario. Un colegio secundario al que, como es privado, se debe asistir de riguroso uniforme: pantalón gris y chomba blanca con escudo bordado a la altura del corazón.
Parte del elenco de la serie "El Mundo de Mateo", con el director, Mariano Hueter (tercero desde la izquierda).
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Mateo, a quien le han diagnosticado estrés postraumático por una delicada situación familiar, se olvida de algunas cosas. Y sufre pesadillas. Y ve aparecer conejos siniestros.
Paula (Martina Gusman) es la sensual psicopedagoga del colegio que tratará de encaminarlo. La relación entre ambos, de todas maneras, no será nada fácil.
“No necesito que nadie me defienda”, le dice Mateo a Paula, sacando a relucir su costado más oscuro, más rebelde, casi punk.
“Evidentemente, sí. Y para eso estoy yo acá... Sé que tuviste muchos problemas”, le responde ella, con intensa vocación de servicio.
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“Vos no sabés nada de mí”, se vuelve a cerrar Mateo.
“Es momento de que las nuevas generaciones tomemos la posta y hagamos series como las que se están produciendo en los países más importantes del mundo. Tenemos que contar historias nuevas, bien filmadas y que atrapen al espectador. Ése es mi principal desafío”, señaló Mariano Hueter, el director de El Mundo de Mateo. Un Sub 30 -tiene 29 años- que sabe lo que quiere.
La serie, que parece una película (una película recomendable, por si hace falta aclararlo), es de alta calidad técnica.
Hay ritmo, suspenso, secretos que, poco a poco, empiezan a develarse. La violencia duele poco o casi no duele: aparece sutilmente.
El rodaje se hizo en Ranelagh, en el partido de Berazategui, al sur de la Provincia de Buenos Aires. En zonas de arboledas, en calles de tierra.
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Además de Mateo y Paula, también se destacan otros personajes, como el de Luciano Cáceres, un comisario Ledesma algo ansioso, con ganas de salir rápido a encontrar culpables y, sobre todo, bien engominado. Un detalle capilar que, en el caso de Luciano, enrulado de fuste, se hace más evidente.
Federico D'Elía, a su vez, es un director de escuela pragmático, de sentimientos fríos. Lo que más le preocupa es el qué dirán.
Párrafo aparte para Fernán Mirás y Cecilia Dopazo: a 26 años de Tango Feroz, la película que los llevó a los primeros planos, ya no bailan desnudos. Aquí él es el padre de Mateo y ella, la madre de uno de sus compañeros de colegio.
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Como toda buena serie, al final del primer episodio sucede algo fuerte. Es una de esas escenas que te dejan con el pico caliente, dame más, dame más, con muchas ganas de ponerle play al capítulo siguiente.