La página de Facebook oficial de Carlitos Balá suele revolucionar las redes. Por ese medio vemos el día a día del mítico actor y conductor de 93 años.
San Valentín no fue la excepción. "Ojalá todos puedan festejar la magia del amor... Feliz Día de los enamorados, queridos Balacitos", se lee en una publicación que ya lleva más de dos mil "me gusta" y cientos de comentarios. Un fan se encarga de manejar ese canal de comunicación vía Facebook, siempre con el visto bueno de Carlos Salim Balaá.
En julio del año pasado, Balá emocionó con la noticia de su regreso a lo que mejor sabe hacer y más le agradecen: pisar un escenario para alegrar a chicos y grandes. Fue en el Astral, como invitado especial de Panam (en el show Panam y circo). Desde entonces sabemos de su vida apenas por lo que se publica en la página.
Balá y su esposa Martha celebran el Día de los enamorados. (Facebook).
Balá lleva más de medio siglo de amor con Martha, su esposa, la persona que lo cuida dulcemente. La historia de cómo se inició esa pareja la contó Carlitos hace un tiempo en detalle ante el grabador de Clarín.
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Se conocieron hace más de seis décadas. Ella vivía en San Juan y Boedo. El, en Chacarita. Una fiesta de casamiento los unió para siempre.
"Yo tenía 18, fui a esa boda a acompañar a una amiga que salía con un amigo de él. Volvimos en el colectivo 39 y se hacía el que vendía lapiceras. De la vergüenza me fui hasta el fondo del colectivo y le dije a mi amiga: 'Nunca más salgo con este payaso'. Pensé que era un cabeza fresca y terminó siendo el hombre más respetuoso del mundo", detalló Martha a Clarín.
"Resulta que fui a acompañar a un muchacho que cantaba el Ave María y ella estaba con una amiga. Yo no tenía interés en ella, pero el otro muchacho enloqueció con la amiga. Lo que es la vida. Yo le estaba haciendo pata al otro y la suerte fue mía", contó su versión Carlitos.
Carlitos Bala y su esposa en Mar del Plata.
"Eran las cuatro de la mañana y para sacarle una sonrisa me puse a vender una lapicera en el colectivo", agregó Balá al relato. "Después me animé a hacerle un chiste y a pesar de la hora, ella se rió. Ahí supe que éramos el uno para el otro. Por eso siempre digo que gracias al humor, conquisté a la mujer de mi vida".
"Hacer reír es mi adicción. Con nosotros el amor empezó gracias al humor", advirtió Carlitos. "Cuando nací, dicen que hice reír a la partera. Es una felicidad casi religiosa la mía de hacer reír. Le hago un bien al ser humano".
Carlitos y Martha y un gestito caaracterístico (Graphpress).
"Nunca más nos separamos y nos conocemos de memoria. Ella me malcría. Me cocina todo lo que quiero. Hasta sopa de sémola para que yo crezca fuerte y lindo", remató Carlos.
Hoy la pareja (tiene dos hijos, Laura y Martín) comparte su departamento de Recoleta entre chupetes y cartas. Es que el cómico nunca se desprendió de uno de los chupetómetros (en sus ciclos infantiles los niños le llevaban como ofrenda el chupete y entraban así a una siguiente etapa).
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MZ