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La primera ministra británica ha anunciado este martes la posibilidad de que la Cámara de los Comunes vote posponer la fecha de salida de Reino Unido de la UE Ciudadanos favorables al Brexit se manifiestan este martes frente al Parlamento británico contra la posibilidad de que se posponga la fecha de salida de Reino Unido de la UE. Leon Neal Getty
Y de repente el 29 de marzo dejó de ser la fecha mágica del Brexit. Bruselas ha recibido con alivio, no exento de inquietud, el compromiso de la primera ministra británica, Theresa May, de retrasar la salida de Reino Unido de la UE si el 14 de marzo aún no ha logrado el respaldo del Parlamento británico para una retirada pactada con el resto de socios comunitarios.
La Unión Europea esperaba desde hace días el anuncio de May, que permite, en principio, descartar una ruptura abrupta a finales del próximo mes. Pero Bruselas mantiene la cautela ante las evidentes dificultades de la primera ministra para sacar adelante el acuerdo de salida pactado entre los 27 socios europeos y Reino Unido el pasado 25 de noviembre.
Las dos partes mantienen una negociación contrarreloj para intentar adaptar el acuerdo de salida a las demandas del Parlamento británico, que exige garantías sobre la llamada salvaguarda para evitar una frontera entre las dos partes de Irlanda. Este mismo martes, ha llegado a Bruselas el abogado general del Estado británico, Geoffrey Cox, para reunirse de nuevo con el negociador jefe europeo, Michel Barnier.
La cita se interpreta en la capital comunitaria como una señal de que el acuerdo todavía es posible. Pero incluso si se lograra, el tiempo para ratificarlo antes del 29 de marzo parece insuficiente, lo que obligaría a retrasar, como mínimo un mes o dos, la salida definitiva del Reino Unido.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha sido el primero en dar este martes una luz verde provisional a la posible prórroga, reclamada ya el día antes por un amplio número de líderes europeos. Dombrovskis ha asegurado que el organismo comunitario "está preparado" para estudiar la petición y "potencialmente apoyarla", según declaraciones recogidas por la agencia EFE.
Fuentes comunitarias coinciden en señalar que, en principio, la UE estaría dispuesta a aceptar esa prolongación, que debe ser aprobada por unanimidad de los 27. Pero insisten en la necesidad de aclarar con precisión el objetivo del aplazamiento y la duración, para no prolongar innecesariamente la incertidumbre política y legal que rodea al Brexit desde el referéndum que lo puso en marcha en junio de 2016.
La Comisión Europea aboga por no retrasar el Brexit más allá del 25 de mayo, para evitar cualquier interferencia con las elecciones al Parlamento Europeo que concluyen el 26 de ese mes. El organismo comunitario teme que los ciudadanos británicos o los europeos residentes en territorio británico puedan cuestionar la legalidad de los comicios si no se les permite votar a pesar de que Reino Unido siga siendo a finales de mayo miembro de la UE.
Pero los Gobiernos europeos parecen dispuestos a asumir ese riesgo y consideran que sería factible retrasar el Brexit hasta finales de junio, en vísperas de que se constituya el nuevo Parlamento Europeo el 2 de julio. Pasada esa fecha, sí que podría resultar imprescindible que Reino Unido participase en las elecciones europeas, aunque fuera votando después que el resto de socios comunitarios.
Fuentes del Gobierno británico, sin embargo, se muestran convencidas de que el Brexit podrá consumarse mucho antes e incluso ven probable que el acuerdo de salida se cierre antes del 29 de marzo. En ese caso, el escenario más probable apunta a una breve prórroga, para dar tiempo a la ratificación del acuerdo, que se aprobaría en el Consejo Europeo del 21 y 22 de marzo. A solo una semana del precipicio.