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El Gobierno de Reino Unido suplica a los diputados que respalden el acuerdo de retirada de la UE Ampliar foto El abogado general del Estado, Geoffrey Cox, presenta este viernes ante la Cámara de los Comunes el Acuerdo de Retirada de la UE. AFP
Este viernes, 29 de marzo, era el gran día histórico en el que el Reino Unido se liberaría de las cadenas y saldría de la UE. La crisis en la que lleva hundido el país desde el referéndum de 2016 ha convertido la jornada parlamentaria en otro "día de la marmota" -en afortunada expresión del líder laborista, Jeremy Corbyn- en la que Theresa May vuelve a jugárselo todo a una sola carta.
El Parlamento británico votará en sesión extraordinaria, a partir de las 15.30 de España, el Acuerdo de Retirada del Reino Unido de la UE. Es el último y desesperado intento de May por evitar un Brexit salvaje y desordenado o, en el mejor de los casos, una prórroga larga e incierta que debería ser negociada y aceptada por los 27 Estados miembros de la Unión Europea.
Downing Street consiguió este jueves convencer al speaker (presidente) de la Cámara, John Bercow, para que levantara su prohibición de volver a votar por tercera vez un texto ya rechazado por los diputados. Para ello, el equipo de May ideó la argucia parlamentaria de partir en dos el acuerdo alcanzado con Bruselas. Westminster votará este viernes solamente la primera parte, el Acuerdo de Retirada. Es lo que los medios británicos llaman informalmente el "acuerdo de divorcio", el tratado de salida de la UE, contemplado en el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que activa el abandono de un miembro de las instituciones comunitarias. Los 27 impusieron la condición de que fuera aprobado antes de que concluyera esta semana para conceder una prórroga del Brexit hasta el 22 de mayo. De ser rechazado nuevamente, la fecha de salida se adelantará al 12 de abril. A no ser -siempre hay una excepción a la norma en este endiablado proceso- que May acaba negociando con Bruselas una prórroga más larga, de hasta un año, que necesariamente obligaría al Reino Unido a participar en las Elecciones al Parlamento Europeo de mayo.
"Cualquier salida negociada de la UE requiere que sea aprobado antes este Acuerdo de Retirada", ha explicado el Abogado General del Estado, Geoffrey Cox, a la Cámara al presentar en nombre del Gobierno la moción que se debate este viernes.
Cox ha pedido perdón a los diputados por forzar una sesión extraordinaria en el día en que el Reino Unido debería haber abandonado oficialmente la UE. Echando mano de su brillante oratoria legal les ha intentado convencer de que, solo aprobando el texto presentado, Westminster garantizará la seguridad jurídica y la certidumbre necesaria para que el Brexit no acaba siendo un caos o un espejismo. Y por eso mismo ha acusado a los laboristas de "cinismo", al haber anunciado su intención de votar en contra de un texto cuya activación ellos mismos habían respaldado anteriormente. Hacía referencia Cox al apoyo que el Partido Laborista dio a May, cuando en respuesta al resultado del referéndum de 2016, invocó el artículo 50 del Tratado de Lisboa para activar el proceso de salida de la UE.
Pero los laboristas temen lo que se ha venido a llamar en la jerga de Westminster un "Brexit ciego". Después del anuncio de May de que dimitirá una vez aprobado el Acuerdo de Retirada, el principal partido de la oposición augura que será un euroescéptico quien la sustituya al frente del Gobierno. El proceso de negociación con Bruselas de la nueva relación política entre los dos bloques se encauzaría, vaticina, hacia la versión más salvaje posible y más desconectada del ámbito europeo.
Salvo sorpresa de última hora, es improbable que May logre sacar adelante el texto en esta nueva votación. Los socios norirlandeses del DUP, imprescindibles con sus diez diputados para sostener la mayoría parlamentaria conservadora, persisten en su negativa a respaldar a la primera ministra. Al menos 15 euroescépticos irredentos no han dado su brazo a torcer, y la sospecha de juego tramposo instalada en la cabeza de los laboristas hace que las cifras sigan sin salir.