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El banco gallego no cuenta con el suficiente apoyo de los accionistas asturianos para seguir adelante en su proyecto de fusión El consejero delegado de Abanca, Francisco Botas, y su presidente, Juan Carlos Escotet, durante la presentación de resultados. OSCAR CORRAL EL PAÍS
No ha triunfado ninguna opa hostil en banca en España y Abanca no ha logrado cambiar este principio. La entidad gallega dirigida por Juan Carlos Escotet ha decidido no seguir adelante con el anuncio de la oferta de compra de Liberbank, anunciada el viernes pasado. Abanca, procedente de lo que fue Novacaixa Galicia, anunció que había manifestado "a los principales accionistas de Liberbank en los contactos mantenidos con ellos" su firme interés "en promover una operación corporativa que entendemos que sería muy beneficiosa".
Sin embargo, este lunes a las 17 horas, Liberbank emitió un comunicado en el que decía que el consejo seguía adelante con su proceso de fusión con Unicaja, operación en la que trabajan desde hace cinco meses, a la espera de conocer las condiciones de la opa de Abanca.
La entidad gallega ha debido entender que los importantes accionistas con los que habló no mantienen su apoyo a la operación y ha decido dar marcha atrás. Este intento de opa no contaba con el apoyo del primer ejecutivo de Liberbank, Manuel Menéndez, al que algunas fuentes atribuyen la filtración de la noticia para romper cualquier intento de acuerdo con los accionistas de Liberbank. Menéndez no entraba en los planes de Abanca para la futura entidad fusionada.
Los principales accionistas de Liberbank son el fondo Oceanwood, con el casi 17% del capital (aunque con el 10% a través de derivados), la familia Masaveu, con el 5,5%, el empresario mexicano Tinajero, que controla el 7,4%. Las tres fundaciones de la antiguas cajas de ahorros (de Cantabria, de Extremadura y de Asturias) suman el 24,3%. En total, el 54,2%.
Abanca estaba dispuesta a pagar 0,56 euros por acción con dos condiciones: que le dejaran ver los balances confidenciales de Liberbank y que se pudiera cerrar la operación en tres semanas. Durante la tarde de este lunes, fuentes del mercado comentaron que Menéndez no iba a permitir que los accionistas entregaran los libros confidenciales de Liberbank a Abanca para que esta pudiera hacer un due dilligence, un análisis pormenorizado de datos que explicara la situación real de la entidad, y todo ha saltado por los aires.
La retirada de Abanca llegó después de que la CNMV concediera 10 días a la entidad gallega Abanca para decidir si presenta finalmente una opa por Liberbank, como anunció el pasado viernes, o la descarta. El supervisor bursátil conmina a Abanca a revisar algunos aspectos de su oferta, presentada el pasado viernes, como el hecho de condicionarla a un proceso de revisión de las cuentas, una cuestión que la CNMV considera "no admisible".
Liberbank, pese a que se opuso aparentemente, matizó que "sin perjuicio de que en el supuesto de que se formule" la opa, "y, en su caso, se autorice por la CNMV, el consejo se pronunciará en el momento y con el alcance y garantías" que prevé la ley de opas de 2007, "siempre en el mejor interés de todos los accionistas".
Por último, el consejo aclara que "en todo caso, la sociedad está plenamente comprometida con el cumplimiento de sus objetivos comunicados al mercado, en línea con lo que ha venido realizando hasta la fecha", es decir, su fusión con Unicaja.