"Soy opositor. No sé la cantidad de horas que estoy en Twitter, no muchas de seguido. Suelo conectarme cuando hay algo que me interesa difundir: un debate electoral, la entrevista de un candidato", dice Andrés, de 29 años y de Madrid. Su actividad en Twitter es por ráfagas, pero desmesurada: en un trending topic reciente sobre Pablo Iglesias lanzó 20 tuits originales y 207 retuits en poco más de una hora.
Su conducta es extraordinaria para lo habitual en Twitter. Pero no para un grupo de tuiteros de élite que creen que el mejor modo de ayudar a su causa o partido es tuitear sin parar.
Hemos aislado las 150 cuentas más activas, que llegaban a producir hasta 300 tuits en una hora
Twitter ha sido tradicionalmente célebre por sus bots: cuentas automatizadas que tuitean mucho para influir en los temas de conversación. En EL PAÍS hemos buscado cómo esos presuntos bots se preparaban para la campaña electoral. De seis trending topics preelectorales –los temas que dominan la conversación– de todos los partidos, hemos aislado las 150 cuentas más activas, que llegaban a producir hasta 300 tuits en una hora. Es el comportamiento típico de un bot.
Hemos contactado con 24 de las más dinámicas. Y sorpresa: detrás de esos nombres a menudo anónimos que ametrallan tuits hay seres humanos, no bots metódicamente programados. De los 24 contactados, 16 respondieron y 10 aceptaron responder a un cuestionario. Por su perfil, son lo que llamamos "semibots".
Sus respuestas no implican ni mucho menos que en Twitter no haya bots. O que estos semibots no estén gestionados desde la sede de un partido o de una empresa subcontratada. O que sean algo menos activos. Quizá incluso alguna de las cuentas que ha respondido forma parte de una granja y su dueño se ha inventado una vida de semibot. Por el estilo y la sinceridad en las respuestas, no lo parecía. Pero quién sabe.
UN DÍA EN LA VIDA DE UN SEMIBOT
Actividad por hora en una jornada de diez de estos perfiles. Para comparar, en gris, la frecuencia de tuits de la cuenta de El País el martes 9 de abril, un día de campaña preelectoral.
D. Grasso/B. Andrino
Este grupo no son los únicos semibots de España. Su presencia era dominante en un hashtag de su partido preferido, pero no lideraban siempre. Aunque algunos sí repiten, son solo una muestra. Como se ve en el gráfico, es más habitual que los picos de tuiteo se den una o dos veces y siempre de día, lo que refleja su humanidad. En el hashtag #ObjetivoIglesias, hubo una cuenta que retuiteó 350 tuits. Otras cuatro cuentas lo hicieron más de 200 veces. Algunas de esos usuarios se han activado ahora que vienen elecciones. Otros tuitean en todas las épocas.
Tras este experimento, es posible aventurar que haya cientos de cuentas con este nivel de actividad política, pero no hemos visto miles. Parece una proeza tuitear tanto. Pero no es tan difícil. Al final es entrar en un debate del día y retuitear o escribir dos o tres veces por minuto durante hora y pico.
Esta labor tan humana tiene su versión automatizada. Desde 2018, Twitter ha hecho un esfuerzo para rebajar el peso de los bots. Según datos de Twitter, cada semana obligan a identificarse a 8-10 millones de cuentas de spam en todo el mundo. Tres de cada cuatro de esas cuentas es suspendida. Eso significa que una de cada cuatro cuentas sospechosas para Twitter son reales. Es posible que sean semibots. Alguna cuenta analizada por EL PAÍS estaba de hecho suspendida por exceso de tuits.
El reto de Twitter es calibrar el peso de los semibots que pueden coordinarse en otras plataformas
Ahora el reto de Twitter es calibrar el peso de los semibots que pueden coordinarse en otras plataformas, como Telegram y WhatsApp. No sirven las medidas tradicionales para detectar bots: mismo tuit simultáneo desde varias cuentas, misma foto, misma biografía.
Los semibots que han aceptado contestar no son homogéneos, pero sí comparten características:
1. De todas partes y muchas edades. No son abuelas desde la butaca ni parados preocupados. La muestra no es evidentemente representativa, pero hay de todo. Dos están de baja, uno por depresión, otro porque "me operé de cáncer y de un ojo cinco veces, no trabajo y tengo una pensión", dice Jorge, de 38 años y de Cartagena. Dos trabajan en turnos: "Trabajo por turnos en seguridad en un edificio y hay puestos que son muy activos y otros más relajados y puedo tuitear", dice Pablo, de 49 años y de Parla (Madrid).
Muchos tienen tiempo libre en casa, o si no lo buscan: "Vivir solo me permite usar más tiempo. Suelo hacerlo en tiempos libres, tomando un café en un bar, en casa después de comer o cenar. Veo muy poca televisión y Twitter ayuda con el tiempo libre", dice Jesús, de un pueblo de Gipuzkoa y de 60 años.
Las jornadas son variadas, pero nunca se desenganchan de la labor, como cuenta esta usuaria de Jaén: "Entro a Twitter cuando me levanto, mientras desayuno, de 6.45 a 7.10. Ese tiempo lo uso para ponerme al día y retuitear. Durante la mañana entro en las pausas del trabajo. Si puedo, pongo algo de mi cosecha sobre algo del día. Después de comer vuelvo a usarlo con retuits. Durante la tarde, depende del día, puedo entrar durante una o dos horas o no. Por la noche sí le dedico una hora o más". Es decir, todo el día.
2. A favor de la discreción. La mayoría de nombres de los usuarios de estas cuentas incluye su nombre de pila o algún apodo que lo sugiere. Solo dos usan su nombre real. Para publicar, todos han pedido discreción con sus nombres. Algunos de los que han dicho que no querían participar ha sido para mantener el anonimato.
Twitter España acaba de publicar una encuesta donde presume de que "el 40% de los usuarios no tienen reparos en dar su opinión o posicionarse políticamente ante los demás en Twitter". Es probable que el anonimato facilite el posicionamiento.
3. Un tuit puede cambiar el mundo. Es obvio que muchos de estos usuarios lo hace por militancia o activismo: "Lo hago por compromiso con el Partido", dice José Ignacio, de 57 años y de Oviedo, en referencia al PSOE. Jorge dice que obtuvo resultados más concretos en Ciudadanos: "Lo hago por convencimiento hacia un programa acorde con mis ideas. Creo que sí tengo influencia: me han pedido ayuda tres candidatos a primarias y dos ganaron".
Pero hay quien simplemente quiere promover sus ideas: "Cuando también suelto mis verdades es con ciertas personas, incapaces de argumentar, sean de la ideología que sean", dice Pinar, de Madrid y de 48 años. Pinar también da uno de los motivos más evidentes para creer que Twitter sí sirve: "Aún con pocos seguidores puedes influir en más personas que antes de entrar en Twitter".
Nadie lo haría si no creyera que algo puede cambiar en la conciencia de sus 'followers'
Pero nadie lo haría si no creyera que algo puede cambiar en la conciencia de sus followers. La metáfora del granito de arena es útil: "Lo hago para defender mis ideas, para ayudar a difundir y, si puedo, a crear opinión. Me gusta que la gente lea lo que pongo, sobre todo me gustaría que alguien se convenciera", dice la usuaria de Jaén.
Es difícil pensar que alguien lance 200 tuits y crea que no sirven para nada. Una ventaja de estas cuentas es que sus seguidores suelen ser reales y pueden superar los mil. Para sus seguidores, la eficacia en realidad es notable: seguirles implica tener la pantalla inundada de mensajes favorables a sus partidos. Es entrar en un mundo monocolor. Es dudoso que rivales políticos se metan ahí, pero quizá anime a algún votante a ir a las urnas.
Twitter es una red útil para eso. Según su encuesta, "el 36% de los usuarios de Twitter en España se consideran 'Micro Líderes de Opinión'". Encaja con este grupo.
4. Hay muchos bots, pero en otros partidos. Este grupo de usuarios tan implicados cree que en Twitter hay muchos bots. Pero suelen estar en otros bandos. "Hay bots que están interesados en modificar el pensamiento de la gente", dice Jorge. Aunque en el fondo sí hay gente que responde: "Hay mucho bot, pero la mayoría son personas o grupos de personas", dice Pinar, que admite meterse en más debates y le responden.
José Ignacio cree que Twitter hace poco para solucionarlo: "Hay muchos bots y es algo que Twitter tiene desatendido". Desde Jaén, la activista cercana al PP también ve que los bots son un peligro de otros: "Creo que hay mucho bot, muchísimo. Y mucha cuenta fake. Pero no son la mayoría. Surgen por necesidad de medios o partidos". Es más fácil pensar que los malos son los demás.
Twitter es obviamente su red favorita. Tienen poco tiempo para ir a Facebook o Instagram, aunque las usan. Pero no la adoran: "En Twitter hay gente muy inteligente pero también mucho hablador de pendejadas", dice Daniel, de Ronda (Málaga) y de 57 años, en una gran definición de la red. También cree que es un lugar "guerrillero".
Jorge, de Ciudadanos, cree que hay más tuits de izquierdas: "La red es útil pero algo parcial ya que es muy perjudicial hacia posiciones de centro y derecha", dice. Pero lo que está claro es que, para ellos, como dice Pablo, Twitter es política: "Y además con gente que no conozco, a los que sólo te une la ideología".
Los bots tienen dos objetivos: uno, que los seguidores vean los tuits, y dos, y más importante, inundar la red para crear tendencias y que los usuarios comunes crean que hay más gente defendiendo una postura de la que realmente hay. Twitter dice que ha limitado mucho esta trampa. "Estamos automatizando procesos donde vemos actividad sospechosa, como un volumen de tuits excesivamente alto con el mismo hashtag o usar un nombre sin tener ninguna respuesta de la cuenta que se menciona".
¿Cómo de eficaz es esto en realidad? Twitter no da cifras. Pero avisan de que la actividad de semibot es un riesgo: los intentos humanos y coordinados de retuitear repetidamente o manipular las tendencias también violan sus reglas. Otra cosa es que realmente lo detecten.