La nave Orion MPCV (Multi-Purpose Crew Vehicle), que la NASA lleva años desarrollando en colaboración con la Agencia Espacial Europea, está destinada a llevar astronautas a Marte. Probablemente su construcción no se habría emprendido o se habría hecho de forma muy distinta si no fuera por la capacidad actual de analizar grandes cantidades de datos. De este tema ha hablado el ingeniero aeroespacial Patrick E. Rodi, que conoce de cerca Orion, pues ha trabajado desde 2007 en el proyecto de mano de Lockheed Martin, a quien la NASA adjudicó el contrato.
En el marco del evento Big Data Spain, celebrado en Madrid, el ingeniero ha explicado que cada vez se produce más información en el ámbito aeroespacial. La búsqueda de exoplanetas del telescopio Kepler o los satélites que auscultan la Tierra generan una inmensa cantidad de datos que “no podría haberse procesado hace 20 o 30 años”.
MÁS INFORMACIÓN
Pero el análisis de datos va más allá de un estudio reposado. También se necesita para tomar decisiones en tiempo real. Rodi pone el ejemplo del futuro aterrizaje en Marte de una misión tripulada. La nave se acerca a la superficie y la escanea para reunir datos. “Hay que fotografiar la zona, analizar la información y dejar que la inteligencia artificial tome la decisión: si la situación es propicia para aterrizar o hay que buscar otro lugar”, apunta. “Para hacer esto rápidamente y con una precisión suficiente tenemos que emplear conceptos de big data”.
Tras más de dos décadas en la exigente industria aeroespacial, Rodi acaba de tomar un puesto de profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Rice, en Texas. Ahora ve las cosas desde un segundo plano, pero se le adivina el profundo interés por los próximos hitos espaciales y, en particular, por el destino del programa al que ha dedicado parte de su carrera. “Creo que lo más grande de Orion es que se trata de saltar fuera de la órbita terrestre. Es una capacidad. Podremos llegar a asteroides, ir a la Luna y, con mejoras, podremos llegar a Marte”.
La clave de la nave Orion es que permitirá traer de vuelta a la tripulación en misiones de alta velocidad. En cambio, el vehículo CST 100, de Boeing, y la cápsula Dragon, de SpaceX, no están preparados técnicamente para el retorno (Elon Musk decidió el pasado año desarrollar otra nave para aterrizar en Marte).
Aunque el sector privado se ha encaprichado del planeta rojo. Elon Musk y su SpaceX son el epítome de estas aspiraciones. Muy posibles según Rodi, siempre que se ponga dinero. “Hay capital ahí fuera para hacer esto. Y si hay inversores que deciden que quieren hacerlo el dinero puede aparecer”.
Para la NASA, sin embargo, se terminaron los tiempos de correr. No dejó de competir con la URSS para rivalizar con el sector privado. Hoy su prioridad pasa por ir paso a paso y proteger en todo momento a la tripulación. “La NASA hoy no permitiría hacer muchas de las cosas que la misión Apollo 11 hizo”, afirma Rodi en referencia a los grandes riesgos que se tomaron con la mítica expedición de Neil Armstrong que alcanzó la Luna.
La importancia de las colonias
Ahora lo que está en juego no es el prestigio político. Orion será una nave preparada para ir más allá de la Tierra por interés científico. Aunque con un matiz vinculado a la supervivencia humana, según Rodi. "Creo que es importante que salgamos del planeta y establezcamos colonias en otros lugares del sistema solar. Y, en el futuro, partir a otros sitios de la galaxia”, apunta el ex de Lockheed Martin. “Con el tiempo un asteroide podría impactar contra la Tierra o nosotros mismos podríamos destrozarla, ya sea a través de la guerra o la contaminación".
El gran problema con estos retos son las distancias. Existen investigaciones en el campo de la relatividad numérica, en base a la Teoría de la Relatividad de Einstein, dedicados a explotar sus reglas para viajar más rápido que la luz. Pero de momento es una búsqueda vacua. El viaje tripulado a Marte se encuadra en un marco más tangible. Y la tecnología que se desarrollará se podrá aplicar a fines más ligados a la Tierra, como estudiar el cambio climático.
Orion podría influir incluso en el transporte. "Los datos de reentrada atmosférica en alta velocidad y todos los modelos que hemos estado desarrollando se pueden aplicar a vehículos hipersónicos", señala el ingeniero aeroespacial, que ha dedicado parte de su trabajo a la velocidad hipersónica (por encima del Mach 5 o los 6.150 km/h). Gracias a la ambición por poner un pie en Marte los jets y aviones hipersónicos estarán más cerca. Más de lo que la gente cree, según el optimismo de Rodi, a quien le gustaría verlo en 10 o 15 años, aunque reconoce que es más realista pensar en un plazo de 15 a 20 años.